domingo, octubre 22, 2006

Dulces almas, dulces


Las formas, las maneras, los momentos, los espacios, los tiempos, las actitudes, las expresiones y el instante en que me robas el aire cuando centralizo en mi punto de inicio una sola imagen que atrapa a mis ojos cansados de tantas vueltas, ahí simplemente estas vos. Paras el tiempo, las agujas se detienen para apreciar tu belleza. Me entregas tu corazón sensible, hermoso, invaluable. Me dejas acariciar tu alma, el más divino tesoro que tienes solamente para mí, para que ambos endulcemos nuestros cuerpos con el néctar de las bocas. Me haces pronunciar las más bellas palabras de amor, nunca antes dichas por un hombre, enamorado de una mujer, la misma que piso mi camino para transitarlo a paso firme, sin equivocaciones. Recorro cada centímetro de tu cuerpo y lo observo detenidamente como si fuera la última vez que lo hago. Quiero gritarte que te amo todo el día, pero no quiero cansarte de mi sonido, de mi voz. Me susurras el perfume de tus sentimientos nobles, puros que fluyen de tu ser. Los siento en el acto, como si todos los ángeles danzaran a nuestro alrededor para cotejar la esfera que hemos creado por el más divino de los pinceles de los cielos. Enamorado, pierdo noción del mundo, de las personas que habitan en el, de las reglas, de las presiones, de las obligaciones, de cada una de las palabras que me dicen que es lo que esta bien o esta mal. Me refugio en tus ojos cálidos, que me dan el calor necesario para cubrirme de este frío que agobia mi soledad. Se fueron los vientos, las noches llenas de dolor, el silencio que penetra en mis oídos, las campanadas de los lamentos, no quiero más recordar que eso paso, llegaste cuando más anhelaba ese sueño bonito que se repetía una y otra vez. Ese imposible que se asocia con la ficción, con lo novelesco. Te abrazo en mis fuertes ramas, no te dejaré caer. Lo sientes? Aquí estoy para sacar afuera lo malo, lo que te hace llorar. Mírame soy tuyo, me tienes para siempre, una unión verdadera forjada de las mas fuertes cadenas. Te amo, se me empañan mis lunas, con agüita quilmeña, con la fragancia de tu pelo que aromatiza todo mi espacio. Como te amo, como te quiero, como reconozco entre todos los días vividos que tengo que cuidarte por el resto de mi vida por que sos ese tesoro tan preciado para mi corazón que solo un tonto podría perderlo. Como no encandilarme con esos ojitos tan dulces como la miel, color esmeraldas cuando se sienten atraídos por esa conexión encantadora del amor que nos tenemos. Siempre estarás en mi como esa mujer que amo con toda mi alma, con ese sentimiento puro que nos mantiene vivos y nos hace sentir las personitas más felices del mundo.