viernes, noviembre 03, 2006

Miradas


Creo que después de aquella mirada todo cambio. No me preguntes el porque de su llegada, simplemente agradecer que fueras tú la que piso mi patria, es el mejor obsequio que me podrían haber realizado alguna vez.
Paso a paso camino sobre tu vida. Lejano en tus pensamientos, sé que puedo alcanzar tu cielo, colgarme de una nube y espiar detrás de esa puerta prohibida que cerraste una tarde promiscua de abril al decirme que mi sueño de conquistarte, se deslizaba por el canal del olvido. ¿Pero sabes algo?
Mis sentimientos no me dejan caer. Mis ilusiones vuelan inquietas para tratar de aterrizar en tu vientre y hacer de tus labios un culto. Labios hechos de caña y miel que florecen cuando tu cuerpo se digna a dibujar esa tibia sonrisa angelical sobre tu rostro. Piel que quiero rozar con mis manos bautizadas de dolor y hacer de tu pelo, un sinfín de caricias que desemboquen en el mismo paraíso que creas con tu boca llena de misteriosos laberintos que me impiden la salida acertada. La salida que tenga como única respuesta, hallar la llave que abra la puerta de tu corazón y al estar ahí, poder sacudir el polvo de nuestras almas para que el sol del nuevo amor, ilumine nuestro destino para siempre.